Desaceleración en América Latina ejerce presión sobre puestos de trabajo e ingreso familiar
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COMUNICADO DE PRENSA
Banco Mundial
Aquellos países que crecieron
menos durante el auge de las materias primas ahora tienen un mejor desempeño
que exportadores de materias primas
El impacto adverso de la
desaceleración sobre los puestos de trabajo, salarios y distribución del
ingreso comienza a sentirse, especialmente en América del Sur
LIMA, Perú, 6 de octubre de 2015
– Los cuatro años de desaceleración económica comienzan a tener un impacto
adverso en los puestos de trabajo y el ingreso familiar de América Latina y el
Caribe Luego de que el auge de las materias primas derivara en conquistas
significativas, una caída en la tasa de participación laboral está haciendo que
las familias comiencen a sentir el impacto, de acuerdo al último informe
semestral del Banco Mundial.
En el mismo, titulado Empleos,
salarios y la desaceleración latinoamericana, la Oficina del Economista en Jefe
del Banco Mundial para América Latina y el Caribe indica que la expectativa es
que la región tenga un crecimiento del 0 por ciento para 2015, con una leve
mejora a 1 por ciento en 2016, si bien la incertidumbre en torno a este
pronóstico es elevada. Este sería el quinto año consecutivo en el que la región
estaría registrando un desempeño inferior a las expectativas, señal de que
existen nuevos factores, mayormente internos, que estarían prolongando los
efectos del empeoramiento en las condiciones externas, en particular la fuerte
desaceleración de China y la caída en el precio de las materias primas.
“Aún con la desaceleración, los
mercados laborales de la región se las han arreglado para permanecer sólidos,”
dijo Augusto de la Torre, Economista en Jefe del Banco Mundial para América
Latina y el Caribe. “En los últimos tiempos, sin embargo, estamos viendo que la
calidad del empleo se está deteriorando a medida que los asalariados se vuelven
trabajadores independientes o pasan de empresas grandes a otras más pequeñas.
Los más notable, sin embargo, es el hecho que los trabajadores estén
abandonando el mercado laboral por completo, una tendencia particularmente
marcada entre los hombres jóvenes y menos educados. A medida que regresan a sus
hogares, o a la escuela, sin salario, el ingreso de los hogares pobres podría
resentirse aún más”.
El informe, publicado previo a
las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI de Lima, revela que el
crecimiento promedio ponderado de la región se estancará en 2015. Aunque la
heterogeneidad dentro de la región persiste y ha variado de manera
considerable.
México, América Central y el
Caribe, vinculados de manera más directa con los EE. UU., crecieron menos
durante el auge de las materias primas o tras la crisis financiera mundial de
2008-2009, pero ahora se están recuperando más rápido. Más concretamente,
Panamá, República Dominicana y Nicaragua crecerán a una tasa de 5.9 por ciento,
5 por ciento y 4,5 por ciento respectivamente, bastante por encima del promedio
regional.
Los países sudamericanos,
afectados de manera más directa por la desaceleración en China y la caída en el
precio de las materias primas, muestran una tendencia de crecimiento diferente.
Se espera que Bolivia, Colombia, Paraguay, Perú y Uruguay crezcan alrededor de
3 por ciento en 2015, Argentina crecerá apenas por encima del 0 por ciento,
mientras que Brasil, Ecuador y Venezuela exhibirán una tasa de crecimiento
negativa. Chile es un caso algo atípico con un crecimiento de 2,2 por ciento
este año, aunque se anticipa que el mismo se recuperará en 2016 luego de haber
realizado los ajustes necesarios respecto a la nueva realidad tras el auge de
las materias primas.
“La mayoría de los países de la
región se encuentra en el medio de un ajuste frente a una nueva realidad con
menores ingresos por exportación”, dijo De la Torre. “La clave estará en lograr
que el ajuste sea lo más fluido posible para así evitar pérdidas excesivas en
términos de actividad económica y empleo. Desde el punto de vista de las
políticas a seguir, la pregunta clave es si —y de qué manera— se verán
afectadas las condiciones del mercado laboral y la distribución del ingreso en
los meses y años venideros”.
Aquellos países con tipos de
cambio flexible han dejado que sus monedas absorban buena parte de este golpe
externo. Esto ayuda a disminuir las
importaciones de manera inmediata y debería fomentar las exportaciones a largo
plazo. Sin embargo, advierte el informe, este cambio en la actividad económica
a favor de las exportaciones probablemente tome tiempo, debido a una menor
demanda internacional y a la contracción de los sectores transables no
primarios experimentada durante el auge de las materias primas. Aquellos países
con suficiente espacio fiscal podrán tomar deuda y así suavizar el ajuste en su
cuenta corriente externa. En los países sin flexibilidad fiscal o financiera el
ajuste será más complicado.
Durante los años de bonanza, la
desigualdad en el ingreso disminuyó a medida que más integrantes del hogar
ingresaban al mercado laboral; a su vez, los salarios de los trabajadores
pobres no cualificados crecieron más rápido que los salarios de los
trabajadores cualificados. Además, los trabajadores cambiaron el trabajo
autónomo por puestos asalariados, y de empresas pequeñas a otras más grandes.
Sin embargo, durante la actual
desaceleración, si bien la tasa de desempleo no ha aumentado de manera
apreciable, la generación del empleo se está estancando, la calidad del empleo
se ha deteriorado y la tasa de participación laboral ha caído; especialmente
ahora que hombres jóvenes han dejado de buscar empleo, algo que podría provocar
un aumento de la desigualdad en el ingreso de los hogares. Asimismo, si bien
los salarios de los trabajadores no cualificados han disminuido menos que los
de los trabajadores cualificados, la pérdida de empleo entre los primeros ha
sido mucho más elevada.
Esta situación tiene
repercusiones políticas significativas, sostiene el informe. Redes de
protección social bien enfocadas pueden ayudar a amortiguar el impacto de la
desaceleración económica entre las más vulnerables. También es importante
considerar el papel de las leyes de salario mínimo, que ayudaron a elevar el
ingreso laboral de los trabajadores no cualificados en los años de bonanza,
pero que ahora podrían socavar la creación de empleo durante la desaceleración.
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