¿QUÉ SENTISTE DESPUÉS DE ACTUAR MAL?
La Esteliana/lastenia.accioninformativa@yahoo.es Comentario de: Guillermo Cortés Domínguez (*) Editarte, Managua, Nicaragua --Y después de hacer todo eso, ¿qué sentiste?--, le pregunté de una manera neutra a una coordinadora de centro de votación, mientras ella se pasaba muy suave su delicada mano derecha por su brillante y bien cuidada cabellera azabache teñida de color caoba que le llegaba en ondas coquetas hasta sus hombros. Me miró con extrañeza, con una mezcla de reclamo y molestia, se levantó despacio del sillón en que había estado sentada con comodidad, y me dijo con voz fuerte y el rostro muy serio: --Más no te puedo decir, mejor nos vemos otro día. –No, no te vayás por favor, hablemos de otra cosa--, le dije inútilmente, pues ya me daba la espalda y se alejaba a grandes trancos de sus torneadas piernas de modelo, ágiles, elásticas como de tigresa de bengala. Corrientes de aire fresco nos masajeaban el rostro cuando me contó lo que hicieron, menos los sentimiento