A 40 años el enemigo sigue siendo el mismo
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Por Hugo Torres Jimenez
Por Hugo Torres Jimenez
Hace 40
años, el 27 de diciembre de 1974, tres meses después de la
"reelección" de la que sería
su última farsa electoral, Anastasio Somoza Debayle sufrió uno de los golpes
políticos más contundentes de su larga vida en el poder.
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Hugo Torrez Jimenez -Jefe de escuadra Oscar Turcios |
La noche de
esa fecha, un comando de aquel FSLN que encabezaba Carlos Fonseca Amador,
irrumpió con ímpetu patriótico en la residencia de José María Castillo Quant,
uno de los ministros del régimen, el cual ofrecía una fiesta en honor al
embajador de los Estados Unidos de Norte América, Turner B. Shelton -el cual ya
había abandonado ese lugar cuando se realizó la acción- y a la que asistían
como invitados ministros, embajadores y empresarios.
El comando
Juan José Quezada, liderado por Eduardo Contreras y conformado por las
escuadras Oscar Turcios, Ricardo Morales Avilés y Jonathán González, héroes
todos ellos, caídos en Nandaime el 18 de septiembre de 1973, fue el ejecutor de
esa audaz, espectacular y estratégica acción.
Tres mujeres
y diez hombres integrábamos esa unidad de combate, creada ex profeso para
realizar un operativo de esa naturaleza, ante la cual a la dictadura no le
quedara más alternativa que ceder a las exigencias de nuestra organización
político militar, que la enfrentaba desde hacía más de veinte años.
La escuadra
Oscar Turcios la integraban: Hugo Torres,el
número 1 y jefe de la misma, Leticia Herrera, la número 2; Javier Carrión, el número 3; Félix Pedro Picado, el número 5 y
Omar Halleslevens, actual vice presidente, el número 6.
La escuadra
Ricardo Morales Avilés la integraban: Joaquín Cuadra, el número 7 y jefe de la
misma; Eleonora Rocha, la número 8; José Antonio "Alberto" Ríos, el
número 9 e Hilario Sánchez, el número 11.
La escuadra
Jonathán González la integraban: Germán Pomares, el número 12 y jefe de la
misma; Róger Deshón, el número 14 y Olga López Avilés, la número 15.
Los rehenes
bautizarían a Eduardo Contreras como el número Cero, dado que él era el jefe
del comando y no había adoptado un número propio.
El objetivo
de la acción era tomar de rehenes a los participantes de la fiesta, para
exigirle a Somoza la liberación de los compañeros que estaban en las cárceles
del régimen, siendo ellos; José Benito Escobar, Daniel Ortega, Oscar Benavides,
Lenín Cerna Juárez, Jacinto Suárez, Julián Roque Cuadra, Carlos Guadamuz y Manuel Rivas Vallecillo. Todos con varios
años en la cárcel y algunos con condenas ya vencidas.
De este grupo se quedó
preso, por decisión de Daniel Ortega y José Benito Escobar, miembros de la
Dirección Nacional del FSLN, Leopoldo Rivas Alfaro; una injusticia que sería
reparada con su liberación, cuatro años después, como resultado del asalto al
Palacio Nacional por parte del Comando Rigoberto López Pérez, el 22 de agosto
de 1978 y en el cual, por esas cosas de la vida, me tocó integrarlo también,
usando el mismo número 1.
A esta lista
le sumamos la de varios colaboradores de la guerrilla provenientes de los
departamentos de Jinotega y Matagalpa.
Ellos eran: Jaime Cuadra Somarriba,
Daniel Núñez y sus hermanos Alfonso y Alberto, Carlos Argüello Pravia y Adrián Molina.
No le
sumamos a la misma el nombre de René Núñez Téllez, capturado la mañana del día
28, porque desconocíamos ese hecho y los intentos de sus familiares para hacernos
llegar esa información a través del Obispo Miguel Obando Bravo, quien servía de
mediador entre el comando y el Dictador, no tuvo -por razones que desconocemos-
buenos resultados.
En los dos
comunicados, que exigimos a Somoza se transmitieran en los noticieros de radio:
Extra, Radio Informaciones, Reportaje, Sucesos, Diez en Punto y La Verdad,
y los noticieros más importantes de los canales de televisión: Extra Visión y
Telemundo; así como su publicación en los diarios escritos La Prensa, Novedades
y El Centroamericano, denunciábamos con fechas, lugares y víctimas, algunas de
las historias de terror, violaciones de los derechos humanos y civiles y
crímenes de todo tipo, sobre los que se sostenía la dictadura dinástica de los Somoza.
También
exigíamos mejoras salariales para los trabajadores de todos los sectores,
incluyendo a los guardias rasos de la G.N y cinco millones de dólares,
necesarios para costear la lucha contra el régimen somocista; esto último fue
lo que más regateó Somoza.
Al final acordamos la entrega de un millón de
dólares, que resultaron ser $ 995,000, ya que algún guardia le metió la mano al
sacó robándose un fajo de $ 5,000.
Para salir
del país le exigimos un avión Convair de la línea aérea La Nica (de la cual él
era dueño) que debía estar en la cabecera de la pista, con los cuatro motores
encendidos y los pilotos en sus asientos; además, garantías de no actuar contra
el comando en nuestro trayecto hacia el aeropuerto y durante el vuelo hacia Cuba, nuestro destino
final.
Para garantizar esta exigencia nos llevamos de garantes al Obispo
Obando, al Nuncio Apostólico y a los Embajadores de México y de Panamá,
acreditados en Nicaragua.
El desborde
de apoyo popular que se manifestó a través de los aplausos, puños levantados,
gritos de alegría y lágrimas de miles de hombres y mujeres a lo largo de la
ruta entre la casa en Los Robles y la terminal aérea, fue el mejor premio que
jamás hubiéramos soñado recibir.
Hoy, a
cuarenta años de aquella gesta, el enemigo sigue siendo el mismo: la pobreza de
la mayoría de nuestra población, el analfabetismo y la falta de educación de
calidad, la falta de políticas económicas para el desarrollo, la violación
sistemática de los Derechos Humanos, la destrucción del Estado de Derecho y la
toma del Poder a través del fraude, por uno de los liberados aquel 27 de diciembre de 1974. -Daniel Ortega-paradojas de la
vida.
Hoy estamos en presencia de un nuevo
régimen dictatorial; una versión del Somocismo redivivo, corregido y aumentado
y una nueva oligarquía económica y financiera; la de la familia Ortega Murillo.
Por eso es
cierta la aseveración de que "la historia se repite, unas veces como
comedia y otras como tragedia" El último acto de esta tragedia es la
entrega de nuestra soberanía patria, recursos naturales y tierras estatales y
privadas, sobre todo las de miles de campesinos pobres, a una empresa y una
potencia extranjera. La historia de los vende patria palidece ante este acto de
barbarie contra los intereses nacionales.
¡Sandino
vive, la lucha sigue!
Managua,
diciembre de 2014
Palabras clave: Asalto a la casa de Chema Castillo, Hugo Torres, Revolucion Nicaraguense, Presos, Daniel Ortega
Palabras clave: Asalto a la casa de Chema Castillo, Hugo Torres, Revolucion Nicaraguense, Presos, Daniel Ortega
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