Como escribir para el periodismo impreso o digital
La Esteliana/lastenia.accioninformativa@yahoo.es
http://www.fnpi.org/noticias/noticia/articulo/el-periodismo-no-es-para-senoritingos/
http://www.fnpi.org/noticias/noticia/articulo/el-periodismo-no-es-para-senoritingos/
Miguel Ángel Bastenier, español y
colombiano, es una máquina de hacer periodismo. Ha dedicado toda su vida
a ejercer y enseñar el oficio guiado por dos premisas que se hacen
evidentes con solo escucharlo: precisión y respeto por la lengua
castellana.
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Miguel Angel Bastenier |
Habla fuerte, teclea duro en el computador
y su carácter recio y pragmático le ha valido para que García Márquez
lo defina como “un bruto inteligente”. Incluso tiene fama de gruñón, lo
cual no le disgusta del todo “porque el periodismo y su enseñanza no son
tareas para señoritingos ni eruditos a la violeta”.
A partir del 5 de agosto, Bastenier estará en Cartagena dirigiendo el Taller: "Cómo se escribe para el periódico impreso o digital",
al que cada año acuden jóvenes reporteros de todo el continente para
pulir sus destrezas y “soltar el lastre” que le resta fuerza a sus
escritos. (Aquí toda la información para postularse al taller)
En esta entrevista Bastenier nos pone al
día con su visión del oficio, y comparte varias de las reflexiones en
las que basa su taller.
En los últimos años se han visto
cambios, crisis y renovaciones en la forma de hacer periodismo.
Personalmente, ¿cómo has vivido esas transformaciones?
Miguel Ángel Bastenier: El periodismo está en una evolución/revolución. Intacto queda lo que valía para el impreso y sigue valiendo para el digital.
Apasionada
curiosidad, familiaridad de líquido amniótico con la lengua castellana,
velocidad de pensamiento y elaboración, capacidad de ver el ‘ángulo’ de
las cosas, idiomas, literatura, historia, cutis encallecido, y un
estómago a prueba de gastronomías varias.
Yo trato de adquirir la
capacidad no solo de representar una historia con la palabra escrita,
sino la de verla en lo audiovisual, interactivo y metalenguaje textual.
Yo no trabajaré nunca como reportero multiuso, porque ya no tengo la
edad, pero me entreno como editor multimedia que es no ya a donde vamos,
sino donde ya estamos instalados. En particular, estoy trabajando junto
con mi amigo Alex Grijelmo en desarrollar lo que llamamos una nueva
‘narrativa digital’, de todo lo que hablaré en el curso de Cartagena.
El
idioma, la herramienta básica del periodista, se está transformando
velozmente: la tecnología inculca cada vez más anglicismos, las
herramientas como Twitter exigen nuevas construcciones gramaticales, los
hipervínculos de los textos publicados en internet crean una nueva
forma de escribir...¿Cómo puede el periodista adaptarse al cambio sin
maltratar su herramienta de trabajo?
MAB:Todo
esto hay que tenerlo muy claro. Cuando se inventa fuera de nuestra
cultura un término que designa algo a lo que no le habíamos puesto
nombre porque lo desconocíamos (chip, chat, etc.) no tengo ningún
problema en incorporar esos términos al uso corriente y periodístico. Es
parecido a lo que le digo a mis alumnos latinoamericanos el primer día
de clase: vuestros modismos valen tanto como los míos, y jamás
pretenderé hipnotizaros para que escribáis en español peninsular, sino
que debéis mantener vuestra visión del mundo que se expresa primero que
todo por el lenguaje. Pero fuera de eso, que no es tanto, está la RAE,
el canon sin el cual el español se convertiría en un santiamén en una
docena o más de lenguas distintas. Y eso no hay que permitirlo, por el
interés de todos los hablantes de nuestra formidable y extraordinaria
lengua. Mi verdadera nacionalidad es lingüística: el español o lengua castellana.
Para
ti es muy clara la diferencia entre un "periodista" y un "escritor de
periódicos". ¿Qué consecuencias trae para el oficio un contexto en el
que los medios contratan cada vez menos reporteros de planta, es decir,
en el que hay cada vez menos periodistas y más escritores de periódicos?
MAB:El
periodista entiende dimensiones de página, de jerarquía de noticias, de
layout para el papel y la web; piensa periódicos, además de escribir en
los mismos, opinión o información. El escritor de periódicos, en
cambio, escribe artículos, normalmente de opinión, y mucho más
excepcionalmente de análisis, que sin ser periodismo en estado puro se
aproxima mucho más al trabajo del periodista que lo anterior, porque
relaciona su texto interpretativo pero no directamente opinativo con la
información diaria, mientras que el opinador escribe sin estar sujeto a
ninguna exigencia profesional. El escritor de periódicos puede ser, por
supuesto, también periodista (si Dios quiere, yo lo soy) pero son dos
cosas distintas, ni mejor ni peor la una que la otra.
El escritor de
periódicos no tiene por qué entender de periodismo. El periodista, tenga
dotes para la enseñanza o no, claro que ha de entender.
En América Latina se habla de un "boom de la crónica" y del periodismo narrativo. ¿Cuál es tu visión sobre ese género?
MAB:
El reportaje es, efectivamente, quizá junto con las entrevistas de gran
calado, el nivel máximo de realización periodística personal. Es el
reportero en el lugar en el que pasan o han pasado las cosas. Es Ignacio
Cembrero de El País, entrando en los campos palestinos de Sabra y
Chatila, Líbano septiembre de 1982, a las 48 horas de que un señor de
la guerra cristiano, Eli Hobeika, hubiera causado mayor mortandad en el
menor espacio físico que se recuerda, entre 1.500 y 3.000 muertos,
mujeres, niños, embarazadas con el feto colgando y así. Eso es lo que yo
llamo en uno de mis libros el Blanco Móvil, aquello para lo que no se
te avisa o más bien tratan, todo lo contrario, de que no te enteres de
que ha sucedido.
El reportaje es el vehículo natural de la agenda
propia, y si hay alguna posibilidad de que el periodismo, más o menos
como lo conocemos, sobreviva, es por ahí, cazando el Blanco Móvil.
Da
la sensación de que el mundo es cada vez más complejo y que se le
escapa de las manos al periodismo, es decir, el periodismo se queda
corto al intentar narrarlo y explicarlo. ¿De qué sirve el periodismo en
un mundo que le queda grande?
MAB:
El mundo siempre le ha venido grande al periodismo pero no lo sabíamos.
Antes el mundo era como la prensa lo describía por falta de otros
medios de darlo a conocer. Hoy sabemos, en cambio, que no es así, y la
ironía es que en el desbordamiento de la comunicación/información se
forma una cacofonía en la que el receptor medio se ve a menudo incapaz
de discernir entre la algarabía, de distinguir el grano de la paja. Pero
es incluso bueno que sea así porque ¡qué puede haber más noble e intenso que cargar contra los gigantes en lugar de aplastar una hormiga!
En inglés se dice muy gráficamente “to go down fighting” (caer
luchando) y en francés el general Cambronne en Waterloo lo tradujo como:
“La Garde meurt mais elle ne se rend pas! (¡La guardia muere pero no se
rinde!)
El periodismo no puede alcanzar nunca lo absoluto, pero no puede haber (para mí) mejor ocupación terrenal que intentarlo.
En Twitter (@MABastenier) ya te acercas a los once mil seguidores. ¿Qué te gusta y qué no de esta herramienta?
MAB:
Tiene varias utilidades. Comprobar lo grosero e ignorante que es parte
del género humano, principalmente cuando se mueve en el anonimato (lo
que ya sabía, pero no me imaginaba que tanto); disfrutar de una especie
de red de alerta sobre qué es lo que parece interesar más al público de
varios continentes; y last but not least leerme por la mañana una
docena o más de artículos que los grandes medios de comunicación
cuelgan en Twitter, con lo que me ahorro buscarlo en los periódicos,
papel o digital, donde hayan aparecido. Y, de paso, os diré que tengo
más seguidores colombianos que españoles, y si sumamos todos los
latinoamericanos, muchos más.
¿Qué
es lo que más te gusta de los talleres que cada año dictas en distintas
partes del mundo? ¿Qué aprendes tú en esos talleres?
MAB:
Oír a los alumnos. Opinar, debatir, disentir, crearme dificultades a
las que tengo que dar respuesta, y aprendo de todos ellos mucho más de
lo que puedan creer, del periodismo de su país. Sin las clases de
Cartagena creo sinceramente que tendría mucho menos ‘feeling’,
intuición, sobre lo que es América Latina.
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