El Papa no participará en el Cónclave, una situación inédita
La Esteliana/lastenia.accioninformativa@yahoo.es
Desde 1992, por voluntad de Juan Pablo II, el 11 de febrero es para la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo. Una coincidencia que invita a reflexionar, sobre todo si Benedicto XVI indicó que « es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado».
Justamente el 11 de febrero, el Papa se reunía con los enfermos en la Basílica de San Pedro, cita que fue cancelada de las celebraciones litúrgicas de este año, evidentemente para ahorrar al Papa mayores fatigas. Así, en cierto sentido, Benedicto XVI eligió expresarse con un gesto que se dirige elocuentemente a las personas enfermas que se reunieron hoy en el santuario mariano de Altotting in Germania (en donde se llevan a cabo este año las celebraciones más importantes) y a miles de personas de muchísimas parroquias de todo el mundo.
Todos recordamos el magisterio sin palabras de Juan Pablo II durante los últimos meses de su vida. Pero esta decisión de Joseph Ratzinger seguramente será un mensaje para quienes se encuentren en una silla de ruedas o inmóviles en una cama de hospital.
Giorgio Bernardelli Roma El anuncio de la renuncia del Papa llegó completamente de sorpresa. Pero, para entender su lógica hay que considerar también la fecha del calendario, que no parece una coincidencia. Hoy, efectivamente, para la Iglesia la fiesta litúrgica es de la Virgen de Lourdes, en el aniversario de las apariciones marianas más célebres.
Desde 1992, por voluntad de Juan Pablo II, el 11 de febrero es para la Iglesia la Jornada Mundial del Enfermo. Una coincidencia que invita a reflexionar, sobre todo si Benedicto XVI indicó que « es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado».
Justamente el 11 de febrero, el Papa se reunía con los enfermos en la Basílica de San Pedro, cita que fue cancelada de las celebraciones litúrgicas de este año, evidentemente para ahorrar al Papa mayores fatigas. Así, en cierto sentido, Benedicto XVI eligió expresarse con un gesto que se dirige elocuentemente a las personas enfermas que se reunieron hoy en el santuario mariano de Altotting in Germania (en donde se llevan a cabo este año las celebraciones más importantes) y a miles de personas de muchísimas parroquias de todo el mundo.
Todos recordamos el magisterio sin palabras de Juan Pablo II durante los últimos meses de su vida. Pero esta decisión de Joseph Ratzinger seguramente será un mensaje para quienes se encuentren en una silla de ruedas o inmóviles en una cama de hospital.
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