¿QUÉ SENTISTE DESPUÉS DE ACTUAR MAL?
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Comentario de: Guillermo
Cortés Domínguez (*) Editarte, Managua, Nicaragua
--Y
después de hacer todo eso, ¿qué sentiste?--, le pregunté de una manera neutra a
una coordinadora de centro de votación, mientras ella se pasaba muy suave su
delicada mano derecha por su brillante y bien cuidada cabellera azabache teñida
de color caoba que le llegaba en ondas coquetas hasta sus hombros. Me miró con
extrañeza, con una mezcla de reclamo y molestia, se levantó despacio del sillón
en que había estado sentada con comodidad, y me dijo con voz fuerte y el rostro
muy serio: --Más no te puedo decir, mejor nos vemos otro día. –No, no te vayás
por favor, hablemos de otra cosa--, le dije inútilmente, pues ya me daba la
espalda y se alejaba a grandes trancos de sus torneadas piernas de modelo,
ágiles, elásticas como de tigresa de bengala.
Corrientes
de aire fresco nos masajeaban el rostro cuando me contó lo que hicieron, menos
los sentimientos que le causaba saber que infringía la ley y que se burlaba de
la voluntad de los votantes. Estos coordinadores dirigieron las operaciones en
el terreno y como tales propiciaron todo: sembrar boletas marcadas en las
urnas; impedir la entrada de fiscales opositores, seducir e intimidar y hasta
expulsar a otros; utilizar las boletas no usadas; autorizar el voto de menores
de edad y de gente que no estaban en el padrón y que no viven en el perímetro
del centro de votaciones; permitir votar varias veces; contar votos solo a
favor de un partido y cambiar las actas; hacerse de la vista gorda en los
centros de cómputos con las actas visiblemente alteradas; entre otras
gravísimas irregularidades que deshonraron la decisión del pueblo.
Todo
eso ya lo sabía por boca de fiscales opositores e incluso oficialistas, pero
fue algo especial que me lo dijera con todo el peso de su autoridad una
funcionaria del Estado de mediano nivel y que fue coordinadora de un centro de
votaciones en una ciudad importante del país, no obstante, no me habló de algo
esencial: ¿Qué se siente después de haber hecho todo eso? ¿Qué se siente
después de actuar con deshonestidad; de violentar las reglas del juego; de
hacer marrullas y trampas; de ponerle zancadillas al adversario, de
maltratarlo, de reducirlo a la mínima expresión; y de desconocer lo que quería
gran parte de la población? Y para ello abusaron de los recursos del Estado.
¿Pueden mirar a los ojos a sus hijos y otros familiares, o a sus amistades más
cercanas?
Todo
el sistema electoral que funcionó de manera profesional y técnica durante la
administración de Mariano Fiallos Oyanguren, fue colapsado, en un lento proceso
de deterioro que recibió una puñalada artera en el 2006, cuando el actual
oficialismo instruyó a sus partidarios a utilizar todas las triquiñuelas
posibles en su favor. Ahí comenzó el declive que condujo al sistema a la muerte
con las vergonzosas actuaciones impúdicas del 2008 y de este 6 de noviembre del
2011. La ética está en bancarrota. Todo se vale. Brilla la moneda falsa,
embriagadora fragancia es la miasma.
¿Qué
siente Alma Rosa –llamémosla así por ahora—? ¿Sentirá vergüenza? ¿Sentirá
remordimiento de conciencia? Es posible, aunque no dejó traslucir ningún
sentimiento durante su relato frío, metódico, estrictamente técnico, que más
bien parecía un ejercicio narrativo del que salió bien librada, pues las
violaciones flagrantes estaban en primer lugar y luego los detalles, pero no
logré captar emociones en el timbre de su voz; ni en su mirada, ni en el
movimiento de sus manos y sus párpados; ni en el color de sus mejillas; ni en
las oscilaciones de la nuez de su garganta; nada vi, nada que me indicara
sus sentimientos. ¿Perdió su propia identidad?
¿Qué
se siente compañeras y compañeros? ¿Qué se siente? ¿Acaso se siente la
satisfacción del deber cumplido? ¿Hay alegría por los hechos consumados? ¿Lo
celebraron echándose sus tragos o cervezas o con sexo? Si no importaran los
medios sino los objetivos, podrían sentir satisfacción por actuar
indebidamente, para lo cual se requiere no tener conciencia de haber actuado
tan mal. No obstante, es muy difícil permanecer en ese estado de inconsciencia,
como una piedra, en esa rotunda indiferencia, como un pedazo de hierro, porque
en algún momento una voz indefinible surge de lo más profundo del ser, señala
con el dedo acusador y sobrevienen los remordimientos.
¿Es
posible que un partido político cause una des-educación tal en sus adeptos, tan
extensa y tan profunda que los robotice y los haga actuar al margen de la
ética, como si no existieran o fueran lo mismo el bien y el mal? ¿Puede llegar
hasta a despersonalizarlos? El día de los comicios se demostró que es posible
esta alienación, pues incluso gente culta, y gente criada en el respeto a la
moral, sucumbió a las obscenas orientaciones, a los prosaicos lineamientos
verticales para trampear y convertirse en campeones de la marrullada y la
triquiñuelería.
¿Qué
sienten hermanos sandinistas? Una vez un diputado me dijo: “No haría nada que
perjudique a mi partido”, lo cual está bien en su correcto contexto, pero
esto no significa que si el voto de una comunidad se inclina hacia otro
competidor, lo cambiaré con ilegalidades porque no es favorable a mi
organización política. ¿Sienten que hicieron lo correcto? ¿Cuántos de los que
votaron más de una vez levantarían su brazo? ¿Fue correcto que alteraran las
actas? Levanten la mano derecha por favor.
¿Cuántos la levantaron? ¿Fue
correcto digitar en el centro de cómputos las actas manchadas y alteradas?
Levanten la mano los que estén de acuerdo. ¿Por qué lo están? ¿Qué les dice la
conciencia? ¿Les dice que todo se vale con tal de lograr el propósito de la
cúpula, incluso mentir, modificar, simular, transgredir, ofender, violentar,
humillar? Maquiavelo vive en sus corazones. Un sandinista debe ser honesto. Su
mejor arma es la verdad, la libertad y la justicia.
¿Los
que mangonean pueden llegar a dominar a su voluntad a sus seguidores? ¿Pueden
lograr que hagan lo que ellos quieran aunque ello fuera no sólo incorrecto sino
inmoral e ilegal, sucio y deshonesto? ¿Hasta este punto llega la subordinación?
Es decir, ¿se llega hasta la enajenación? ¿Ya no se puede pensar, discernir,
analizar, interpretar, valorar, y tomar decisiones en base a la ley y el bien
común? Estas son preguntas a los compañeros y compañeras sandinistas que
cometieron las ilegalidades enumeradas. ¿Cómo responden? (*) Editor Revista
Medios y Mensajes.
ResponderEliminarMuy lindo e interesante tu blog, amiga.
Cuando quieras refugiarte en buenas baladas de ayer, hoy y siempre en todos los idiomas y géneros te invito a visitar mi blog y también escucharme.
Desde éste Sábado 10 de Dic., 10 baladas en español de Chile, México, Guatemala, España, Italia, El Salvador, Nicaragua, Puerto Rico, Argentina.
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Te espero.
Beto, desde Rosario-Argentina.