Funcionario EE.UU. habla sobre lucha contra amenazas de la delincuencia transfronteriza

La Esteliana/lastenia.accioninformativa@yahoo.es
Discurso de David Luna, del Dpto. de Estado, sobre la lucha contra las amenazas de la delincuencia transfronteriza
Cartagena (Colombia)
15 de noviembre de 2011

¡Buenos días! Les doy la bienvenida a todos. Es un gran placer estar aquí con ustedes esta mañana.

Me gustaría darle las gracias al Gobierno de Colombia, a la Policía Nacional de Colombia (PNC) y al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos por su liderazgo al coauspiciar y organizar esta conferencia de capacitación.

Es un gran honor estar aquí en esta sesión de apertura junto con el director adjunto del ICE Kumar Kibble, del Departamento de Seguridad Nacional, así como con el general Óscar Adolfo Naranjo Trujillo, director general de la PNC. También me gustaría reconocer la presencia de la delegación de altos funcionarios de la PNC que están con nosotros esta mañana, entre ellos al general Carlos Ramiro Meña y al general Ricardo Alberto Restrepo.

En nombre del Departamento de Estado, damos la bienvenida a todos nuestros socios en esta innovadora conferencia en Cartagena y aplaudimos su determinación.

Combatir las amenazas criminales transfronterizas y las vías ilícitas

Acabo de venir de la cumbre de líderes de los países de APEC que se celebró en Honolulú (Hawái), donde el presidente Barack Obama, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y otros dirigentes y ministros de APEC han acordado nuevos compromisos para tener gobiernos abiertos y transparentes y para establecer una alianza público-privada con el sector privado en la zona de Asia y el Pacífico con la finalidad de combatir la corrupción y el comercio ilícitos y desmantelar las redes ilícitas transfronterizas.

Se trata de un compromiso político considerable que nos permite realizar mayores progresos en la creación de una red de redes para combatir las amenazas transnacionales que compartimos, las cuales reconocemos como un enemigo común que perjudica nuestras comunidades, envenena nuestros mercados y amenaza la seguridad y estabilidad de todos los países en cada extremo de las cadenas de suministros lícitas e ilícitas.

Ahora más que nunca, APEC y otros socios de la comunidad internacional se han comprometido a poner fin a los mercados ilícitos, a arruinar los negocios de empresarios criminales y funcionarios corruptos, y a desmantelar las redes ilícitas transfronterizas.

El director del ICE, John Morton, proporcionó la dirección inicial que nos ayudó a trazar el curso de acción cuando se unió a mí como presidente del grupo de trabajo Anticorrupción y Transparencia (ACT) al dirigirse a la primera reunión de funcionarios principales de APEC en Washington, en marzo de 2011, para crear una agenda común en la lucha contra la corrupción, el comercio ilícito, la falsificación -incluyendo la falsificación de medicamentos- y otras amenazas ilegales transfronterizas que afectan a nuestras economías, especialmente en ámbitos en las que amenazan la salud y la seguridad humanas.

Esta conferencia en Cartagena no podía haberse realizado en un momento más oportuno.

Dada su posición geográfica en materia de seguridad en la encrucijada de las vías ilícitas de Norte a Sur y en los océanos Pacífico y Atlántico, probablemente no haya otro país estratégicamente mejor ubicado para colaborar con los organismos del orden público en el plano internacional y aprovechar nuestras respectivas capacidades con el propósito de desmantelar las amenazas transfronterizas y obstruir el comercio ilícito.

Es más, Colombia desde hace mucho ha sido un socio indispensable para Estados Unidos y para la comunidad internacional.

El general Naranjo y otros valientes agentes del orden público colombianos han estado al frente de esta batalla durante muchos años; primero, luchando contra los cárteles de la droga dentro de sus propias fronteras y transformando a Colombia en un ejemplo del estado de derecho y en una nueva frontera para la inversión y el desarrollo económico, y ahora, prestando activamente su pericia a la lucha contra las amenazas transnacionales en otras partes del mundo.

Por supuesto que sus esfuerzos han tenido un alto precio, ya que miles de patriotas colombianos han hecho el sacrificio máximo para garantizar que sus hijos y su país tengan un futuro más prometedor. Pero su sacrificio demuestra que, donde haya voluntad de combatir el crimen y la corrupción, de fortalecer las instituciones, de crear capacidad e invertir en los sectores de la justicia penal, se pueden asegurar nuestras comunidades, proteger nuestras economías y salvaguardar la paz.

Transformar y crear alianzas en el Pacífico y el Atlántico para desbaratar las vías ilícitas y desmantelar las redes criminales transfronterizas

Sobre la base de los éxitos alcanzados en APEC 2011, tal como lo puso de manifiesto el compromiso de los líderes en Hawái este pasado fin de semana, nuestra reunión aquí en Cartagena, mañana en Trinidad y Tobago en las reuniones sobre delincuencia organizada transfronteriza de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y en la reunión Ministerial en materia de Seguridad Pública en las Américas (MISPA), y en los próximos meses en todo el continente y en otras regiones, Estados Unidos está trabajando con ahínco para crear alianzas con otros países contra la desestabilizadora influencia de las redes delictivas trasnacionales y su poder de corrupción.

En años recientes, Estados Unidos y otros socios han establecido varias plataformas interregionales innovadoras para combatir el crimen transfronterizo y desmantelar las redes ilícitas que amenazan la seguridad y la estabilidad de comunidades en todo el mundo.

Por ejemplo, en mayo de 2011 en Lisboa (Portugal), Estados Unidos y la Unión Europea coauspiciaron el Simposio transatlántico sobre el desmantelamiento de redes ilícitas transnacionales, un diálogo práctico entre altos funcionarios del sistema judicial y del ámbito del orden público de la Unión Europea, Estados Unidos, países de África Occidental y el Hemisferio Occidental, para fortalecer la cooperación internacional en la lucha contra las amenazas criminales transnacionales y las redes ilícitas que se extienden por el Atlántico, y que abarcan estupefacientes, armas, trata y contrabando de personas, lavado de dinero y finanzas ilícitas, corrupción, delitos marítimos, así como la convergencia de estas amenazas que se está acelerando.

De modo similar, desde 2009, Estados Unidos ha colaborado con Australia, Nueva Zelanda, Tailandia, y otros asociados de Asia y el Pacífico para establecer la Red Transpacífica, que es una plataforma entre altos funcionarios de los ámbitos del orden público, la seguridad y la justicia para fortalecer la cooperación en la lucha contra las organizaciones criminales transfronterizas y otras redes amenazantes transnacionales, con nuestras propias redes en la región de Asia y el Pacífico. El pasado mes, bajo el liderazgo de ICE, llevamos la Red Transpacífica a Phuket (Tailandia), para fortalecer nuestra actuación colectiva en la lucha contra la corrupción y el comercio ilegal en aspectos nuevos, como los delitos ambientales, la falsificación de medicamentos y otras amenazas incipientes.

En nuestras conversaciones en Lisboa y Phuket resultó de enorme importancia el asunto de que, a pesar de que los organismos del orden público en el Pacífico y el Atlántico han realizado importantes decomisos de narcóticos, arrestos, confiscaciones y recuperaciones de dinero en metálico relacionado con el narcotráfico en sus operaciones transfronterizas, hay una preocupación cada vez mayor debido a la expansión e influencia de los criminales y de las redes ilícitas entre las fronteras, como por ejemplo los carteles de América Latina en países del África Occidental, Asia y Europa; las pandillas de África Occidental en Asia y en las Américas, y los sindicatos criminales euroasiáticos y asiáticos que operan en muchas regiones.

Los delincuentes no respetan frontera alguna y operan a nivel mundial, colaboran y emprenden negocios unos con otros, explotan las fronteras débiles y aprovechan oportunidades para ampliar aún más sus empresas criminales y crear nuevas fronteras para la inversión ilícita.

Este hecho subraya de nuevo la razón por la que nuestras alianzas, operaciones conjuntas, esfuerzos de coordinación y redes interregionales son cada vez más importantes.

Estados Unidos también está fortaleciendo las alianzas con las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el G8/G20, ASEAN, el Foro de las Islas del Pacífico (PIF), la OEA, la Comunidad del Caribe (CARICOM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), INTERPOL, la Organización Mundial de Aduanas (OMA), así como por medio de asociaciones público-privadas con organizaciones del sector privado y de la sociedad civil.

Atacar las redes criminales dentro y fuera de nuestras fronteras

Como lo destacara el presidente Obama hace varios meses, en su mensaje al presentar su Estrategia para Combatir el Crimen Transnacional Organizado: Enfrentar la Convergencia de Amenazas a la Seguridad Nacional, ningún país por sí solo puede ganar esta guerra contra las amenazas del crimen transnacional y las redes ilícitas:

Animamos a nuestros asociados y aliados a que se hagan eco del compromiso que hemos hecho aquí y a que se unan a nosotros en crear un nuevo marco internacional de cooperación para proteger a nuestros ciudadanos de la violencia, el daño y la explotación provocada por el crimen organizado transnacional.

A medida que los sistemas de financiamiento, transporte y comunicación globales se vuelven más globalizados e interconectados, y a medida que las organizaciones criminales transnacionales diversifican sus carteras ilícita y explotan las debilidades en la regulación y la aplicación de la ley a lo ancho de las fronteras, la mejor cooperación internacional se vuelve cada vez más importante para proteger nuestros mercados e instituciones y para extirpar el crimen transnacional de la cadena global de valores.

Estados Unidos trabajará con sus asociados en el plano internacional para combatir las redes con otras redes, reducir las oportunidades de arbitraje por medio de la uniformidad de nuestros esfuerzos de reglamentación y aplicación de la ley, y frenar y desmantelar las amenazas del crimen transnacional al arremeter contra los empresarios criminales, las vías ilícitas y las organizaciones involucradas en la red de crimen y corrupción.

Para los países que tienen la voluntad de cumplir con sus compromisos internacionales de aplicación de la ley, pero que carecen de los medios para hacerlo, Estados Unidos estará de su lado y colaborará con ellos para ayudarles a establecer las instituciones más robustas del orden público y la justicia penal que se necesitan para garantizar el estado de derecho.

En lugares como América Central, donde los narcotraficantes y las pandillas criminales ahora facilitan el flujo de hasta casi el 95 por ciento de la cocaína que llega a Estados Unidos, debemos seguir promoviendo el estado de derecho a fin de proporcionar los cimientos para que los demás esfuerzos tengan éxito. Por medio de la Iniciativa de Seguridad Regional para América Central (CARSI) estamos apoyando a nuestros asociados en combatir los efectos del crimen organizado y fortaleciendo el estado de derecho en América Central.

 

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