DIVULGADORES DEL GOBIERNOMERECEN RESPETO
La Esteliana/lastenia.accioninformativa@yahoo.es
Por Guillermo Cortez
Por Guillermo Cortez
Ciudad de managua, Nicaragua, 4 de julio 2011.- Está muy bien "el regaño" a los principales
funcionarios públicos por no informar a los periodistas de los medios
oficiales, semi-oficiales y oficiosos, pero está muy mal que no se les instruya
a informar también a los colegas de los demás medios. La información del
gobierno y de todo el Estado, no es privada, es pública, le pertenece a todos
los nicaragüenses y, por tanto, debemos tener acceso a ella todos los
periodistas, sin importar la línea política de cada colega o de cada medio.
Impedir el acceso a la información es una violación a la
libertad de expresión, y, además, una pésima estrategia del gobierno, el cual,
por un lado, debe cumplir con la ley, y más bien la violenta y se burla de
ella; y, por otro lado, debe ver a los medios desde un enfoque de conjunto,
donde como en una orquesta, cada uno de ellos tiene un rol que jugar,
incluyendo a los opositores o fervientes críticos.
Todos los medios deben entrar en una estrategia de
comunicación gubernamental. El problema es que se trata de una estrategia
partidaria con un profundo contenido autoritario que no concede espacio al respeto
y la tolerancia, no admite la diversidad, y divide al mundo en amigos y
enemigos, considera que los periodistas y medios le deben ser leales, sino, es
que están en contra, que están "contaminados", son
"enemigos", "lame botas del imperio yanqui" y "agentes
de la CIA".
Por otro lado, como en todo gremio, podría haber
divulgadores que no cumplan con su trabajo, pero la mayoría sí trata de
hacerlo, por lo que me solidarizo con ellos y creo que no fue acertado que
desde la máxima estructura de poder del país, se les descalificara llamándolos
"medios de obstrucción informativa". En realidad, los que obstruyen
son quienes diseñaron esa estrategia autoritaria impregnada de secretismo.
Todos los periodistas y otros comunicadores sabemos que el
flujo informativo no depende solo de los divulgadores gubernamentales, sino de
sus jefes (ministros, viceministros y directores), algunos de los cuales se
envanecen, se llenan de soberbia, se encierran en su torre de marfil y ven con menosprecio a los periodistas, sobre
todo si son de medios no afines al gobierno. Otros, solo quieren su proyección
personal, son narcisistas y egoístas.
Los divulgadores del gobierno y de todo el Estado merecen
respeto. Por supuesto que ellos deben cumplir con el rol de ser canal para que
los periodistas obtengan información fresca y de manera oportuna, pero la
decisión no está en sus manos. La crítica debe ser para los jefes. Además,
deben reportear al interior de sus instituciones, y por iniciativa suya, servir
información a todos los periodistas sin excepción.
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