Países comparten conocimientos sobre medición de gases de invernadero

La Esteliana/ 7 de abril 2010
 
Por Cheryl Pellerin
Redactora

Este es el primero de una serie de artículos sobre la manera en que los científicos miden el dióxido de carbono en la atmósfera y por qué los países trabajan juntos para mejorar esta capacidad de medición.

Washington - Individuos, redes de observación, satélites y laboratorios de todo el mundo trabajan juntos para vigilar las fuentes y depósitos de gases de efecto  invernadero como el dióxido de carbono (CO2), lo cual es un primer paso esencial para reducir el exceso de gases que producen el calentamiento de la atmósfera de nuestro planeta.

La tarea no es fácil. Los gases de  invernadero surgen naturalmente  y son almacenados por la tierra, el mar y todos los organismos vivos. Las emisiones de  gases de invernadero son producto de la actividad industrial humana, lo cual incluye las actividades económicas dé cada  país.

"La tierra es un sistema viviente que respira carbono... Hay grandes ciclos estacionales con cambios de vegetación y actividad biológica en los océanos, e intervariabilidad anual de  año a  año debido a efectos como El Niño y el cambio climático", dijo Riley Duren, principal ingeniero de sistemas  de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Tierra que es parte de la NASA en el Laboratorio de Propulsión por Reacción en California, durante una reunión informativa que tuvo lugar el 4 de marzo en Washington.

Estos y otros procesos producen un cambio constante, o flujo, del CO2 en la atmósfera.

La necesidad de que los países midan el CO2 ha aumentado desde 2005, cuando el Protocolo de Kyoto sobre emisiones de gases de  invernadero entró en vigor e hizo necesario que la mayoría de los 180 países signatarios comenzaran a llevar un registro de sus flujos.

En enero de este año, 110 países acordaron cumplir con lo que dispone el Acuerdo de Copenhague, según el cual los países desarrollados y los países en desarrollo prometen reducir sus emisiones de gases de invernadero y medir, verificar e informar de sus mediciones y resultados.

MEDICIONES EN EL TERRENO

En 1958, Charles David Keeling, profesor de la Institución Scripps de Oceanografía en California, fue el primero en efectuar mediciones continuas de CO2 en la atmósfera y el primero en informar de que las concentraciones atmosféricas mundiales de CO2 iban en aumento.

"Desde ese entonces, los científicos han utilizado mediciones cada vez más sofisticadas del océano y la atmósfera para tratar de comprender la dinámica de cómo ocurren todo estas interacciones", dijo Dennis Tirpak, académico principal del Instituto de Recursos Mundiales en Washington.

En la División de Observación Mundial (GMD) del  Laboratorio de Investigación de Ciencia de la Tierra de la Administración Nacional de Asuntos Oceánicos y Atmosféricos (NOAA) en Colorado, la complicada medición de gases de invernadero comienza de un modo más bien simple.

Una vez por semana, generalmente los martes, personas en 60 países viajan hasta las costas, suben montañas o caminan varios kilómetros en los desiertos. Cuando se encuentran a suficiente distancia de la contaminación local, utilizan bombas y compresores que funcionan con baterías  para llenar dos frascos de vidrio con aire.

Después de varias semanas de recolectar muestras, los voluntarios entregan los frascos a una embajada de Estados Unidos, a un servicio meteorológico o a un departamento de una universidad, y los frascos son envidados al laboratorio en Colorado, donde los científicos analizan el aire para determinar la combinación de gases de invernadero en el mundo.

La GMD determina la norma mundial para medir estos gases y, junto con el servicio meteorológico de cada país, forma parte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que coordina las mediciones internacionales. Las mediciones contribuyen a la evaluación del cambio climático elaboradas por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (GICC). La quinta evaluación debe completarse en 2014.

Otras redes llevan registros de los gases de invernadero en el mundo, entre ellas la asociación de Vigilancia de la Atmósfera Mundial, que es parte de la OMM y que está integrada por 80 países con contribuciones de equipo informáticos de Estados Unidos. La asociación proporciona datos e información científica confiable sobre la composición química de la atmósfera. El Experimento Avanzado de Gases Mundiales es administrado conjuntamente por la NASA y socios de Suiza, Italia, Noruega, Japón, Corea del Sur y China. A partir de 2014, el Sistema Europeo Integrado de Observación de Carbono integrará las observaciones ya existentes y las nuevas observaciones en un sistema de datos común.

TORRES Y SATÉLITES

Una gama de satélites internacionales complementa  las mediciones efectuadas en el terreno. La Sonda Infrarroja Atmosférica (AIRES) y el Espectrómetro de Emisión Troposférica (TES) de la NASA, junto con los satélites del programa Interferómetro de Sondeo Atmosférico Infrarrojo de Francia (IASI) emplean un procedimiento denominado emisión térmica para efectuar mediciones  en la troposfera, a unos cuantos kilómetros de altura sobre la tierra, dijo Duren.

Los satélites SCIAMACHY, de la Agencia Espacial Europea, y GOSAT, de Japón, utilizan luz solar reflejada para medir concentraciones de CO2 y metano en la superficie terrestre.

En 2013, la NASA anticipa lanzar una segunda versión del Observatorio de Carbono en Órbita (OCO), que se perdió en un fallido lanzamiento en febrero de 2009, cuando parte del cohete de lanzamiento no se dependió durante el ascenso.

OCO efectuará unas cien observaciones por día en días despejados, dijo Duren, en comparación con las cien observaciones por semana que se efectúan con la red existente.

Es posible también medir los flujos de CO2 directamente. FLUXNET, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y la OMM, es una red de redes regionales (de las Américas, Europa, Asia-Japón y Oceanía) que consta de más de 400 torres que miden los cambios de CO2, vapor de agua (otro gas de  invernadero) y energía entre la Tierra y la atmósfera.

Véase el segundo artículo de esta serie, "Las mediciones de los países son importantes para el registro de gases de invernadero".

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