Kennedy anuncia la Alianza para el Progreso el 13 de marzo de 1961

La Esteliana
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Cuando John F. Kennedy se convirtió en presidente en enero de 1961, hizo una prioridad del cambio de las políticas de Estados Unidos en relación a América Latina. La meta de Kennedy era eliminar el paternalismo y la explotación de las posturas de Estados Unidos hacia la región. Kennedy planteó por primera vez su enfoque hacia la región en un discurso que pronunció en octubre de 1960, durante la campaña electoral.

"Nuestra nueva política puede ser mejor resumida con las palabras en español "alianza para progreso", o sea una alianza en progreso, una alianza de naciones con un interés común en la libertad y el avance económico en un inmenso esfuerzo común para desarrollar los recursos del hemisferio entero.... Y esta es una alianza, no simplemente dirigida contra el comunismo, sino planteada para ayudar a nuestras hermanas república por su propio bien".

El presidente Kennedy reiteró su criterio en su famoso discurso inaugural, comprometiéndose ante "nuestras repúblicas hermanas ... a convertir nuestras buenas palabras en buenas obras en una nueva alianza para el progreso - para ayudar a los hombres libres y a los gobiernos libres a librarse de las cadenas de la pobreza".

El programa fue oficialmente iniciado el 13 de marzo de 1961, frente a los embajadores de América Latina en el Salón Este de la Casa Blanca. El discurso fue difundido por La Voz de América en español, portugués, francés e inglés para todo el hemisferio. El presidente Kennedy presentó un plan de diez puntos en favor de un "amplio esfuerzo de cooperación, sin paralelo en la magnitud y la nobleza del propósito, para satisfacer las necesidades básicas de techo, trabajo y tierra, salud y escuela para los pueblos americanos".

Estados Unidos se comprometió a aportar 20.000 millones de dólares en ayuda (concesiones y préstamos) y solicitó a los gobiernos de América Latina que aportaran 80.000 millones de dólares en fondos de inversión para sus economías. Hasta entonces era el programa de ayuda más grande de Estados Unidos para el mundo en desarrollo, y también propuso reformas sustanciales en las instituciones de América Latina. Un paso en esa reforma ocurrió en agosto de 1961 en Punta del Este, Uruguay, donde Estados Unidos y todos los estados de América Latina, con excepción de Cuba, dieron su apoyo a una carta que fomentaba la reforma agraria y tributaria, el gobierno democrático y la modernización económica.

Para impulsar la labor de la Alianza, el propio presidente Kennedy se embarcó en una serie de visitas durante las cuales fue recibido por multitudes entusiastas en México, Venezuela, Colombia y Costa Rica, donde se reunió con los seis presidentes de América Central.

En la Casa Blanca recibió la visita de los presidentes de Perú, Brasil, Panamá, Colombia, Honduras, Chile, Venezuela y Bolivia.

Aunque la Alianza no cumplió muchas de sus metas y sus limitados logros desanimaron al presidente Kennedy, los pueblos de todo Centro y Sur América admiraron y apreciaron su enérgica campaña en favor de esos objetivos. Hoy es recordado en la región con muchas escuelas y calles que llevan su nombre.

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