Ocho meses de secuestro en México

La Esteliana
Esposa de cubano plagiado implora a las autoridades mexicanas a seguir con investigaciones
Por Enrique Flor
EL SENTINEL
Seis velas que alumbran un crucifijo y un par de fotos de su esposo, todo colocado sobre una cómoda del dormitorio matrimonial, es el espacio más íntimo de Lourdes Batista, una cubana que día y noche le reza a San Lázaro por un milagro.

"Quiero que regrese a casa conmigo, con nuestros hijos. Sé que la realidad es chocante pero no quiero aceptarla, y mantengo la esperanza porque creo que él está vivo".

Se refiere a su esposo Félix Batista, un cubano de 54 años experto en antisecuestros que fue secuestrado en México hace ocho meses.

Este caso ha sumergido a su familia que vive en el sur de la Florida en un profundo sufrimiento, con el temor latente de que haya sucedido lo peor.

Sólo en 2008 murieron 6,300 personas en ese país por delitos relacionados con el crimen organizado, de acuerdo a un reporte elaborado por la empresa de inteligencia financiera Kroll, con sede en Miami. Esta cifra triplica las muertes de 2007.
Indignada esposa
Una de las cosas que más le mortifica a Lourdes Batista es que ninguna autoridad de Coahuila le haya informado sobre el estado de las investigaciones.

Su esposo, responsable para América Latina de ASI Global, una firma con sede en Houston especializada en brindar asesoría a compañías en temas de seguridad, había llegado a Coahuila para ofrecer una consultoría a un grupo de empresarios locales, entre ellos el hijo de un hombre de negocios que había sido plagiado.

"Este señor que se llama José Pilar Valdez había sido secuestrado, pero lo liberaron luego de que secuestraron a Félix", relata la señora Batista basada en información periodística que ha ido recopilando.

Ella recuerda con indignación que un par de semanas después de ocurrido el secuestro de su esposo, en diciembre pasado, las autoridades consulares de México en Estados Unidos le dijeron que como Félix Batista era considerado un desaparecido y no un secuestrado, no veían la necesidad de investigar.

"Decían que era un desaparecido porque entró por su propia voluntad a un vehículo y no nos habían pedido rescate (...) mientras que todos los periódicos de México decían que era obvio que se trataba de un secuestro".

Sólo tras quejarse a través de diferentes medios de comunicación y gracias a la intervención del FBI y el Departamento de Estado, la desesperada esposa dice haber encontrado un cambio de actitud por parte de las autoridades mexicanas.

"Siempre hemos buscado un camino positivo porque la prioridad es encontrar a mi esposo, un hombre bueno, humanitario", agrega.
Familia en quiebra
Ante el descalabro emocional y financiero de su familia, Batista, una maestra de escuela primaria, está buscando la ayuda del gobierno de la Florida.

Actualmente espera una respuesta favorable por parte de la Oficina de Apoyo para Víctimas, entidad que depende de la Fiscalía de la Florida.

Además, la casa que habita en el sur de Miami junto con sus hijos, su madre (Georgina) y su abuela de 106 años (Armelina), la pondrá en venta en los próximos días.

"Hace unas semanas se nos quemó el aire [acondicionado], la verdad es que no nos alcanza [el dinero]", agrega Batista.

Su hija Alysandra, de 20 años y la segunda del clan, retornó en mayo de Nueva York tras verse forzada a abandonar la universidad en esa ciudad.

"El costo de vida es demasiado alto allá y con lo que ha pasado con mi papá no tengo cómo pagar todo, por eso a fin de este mes empezaré en la FIU [Universidad Internacional de Florida]", explica.

Al contemplar su hogar, con cajas recién empacadas para empezar la mudanza y posterior venta, Alysandra muestra con orgullo una estatuilla de Don Quijote de la Mancha. "Es el ídolo de mi papá, un soñador".

Por su parte, la desconsolada madre, que actualmente sigue un tratamiento con antidepresivos, asegura que no bajará la guardia.

"Espero que alguna autoridad de México me llame y me dé una buena noticia, porque todavía me resisto a imaginar que una persona tan buena, tan noble como mi esposo lo hayan matado, es que sencillamente no puedo creerlo".

Puede comunicarse con Enrique Flor en el 954-356-4087 o en leflor@elsentinel.com
Copyright © 2009, South Florida Sun-Sentinel

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