Desastre en Colegio de Periodista de Nicaragua

Sergio Simpson
A cinco meses de elección, la Junta Directiva del Colegio de Periodistas de Nicaragua se encuentra fraccionada al renunciar dos miembros, tesorera y secretaria, y expresar inconformidad otros dos miembros, de siete que la integran, al nivel de que algunos colegiados claman por un Congreso Extraordinario.
Evidentemente, ciertos directivos demuestran serias limitantes en la coordinación del cuerpo colegiado, crearon en poco tiempo un cisma producto, además, de prepotencia y vejámenes según denunció en su renuncia la secretaria de la J.D : Salvadora Ruiz.
A pesar de que en la campaña, para las elecciones de directivos en febrero, se impuso la necesidad de trabajar con un plan de fortalecimiento institucional a la fecha no está elaborado, de tal manera que deducimos la implantación de método unilateral en la “conducción” de un cuerpo colegiado de profesionales.
En tan solo dos meses, el presidente del CPN públicamente declaró en quiebra al organismo, sin presentar detalles económicos o análisis de las causas, mucho menos alternativas para la solvencia y capitalización.
Durante el período, no han mostrado estado de cuentas, ni agenda ni acuerdos de la directiva, manejando la organización cual patrimonio particular y no como ejecutivos de un gremio que ha presentado propuestas para abordar la realidad del periodismo nicaragüense colegiado, buscando superación académica y económica.
Seguramente, por los conflictos internos y su concepción la directiva ha sido incapaz de poner en agenda nacional: pensamiento, propuestas y vindicaciones gremiales; aún conociendo el estado laboral no óptimo y las presiones en las cuales se desenvuelve el gremio.
Mucho interés había en que la nueva Junta Directiva estableciera relaciones con otros gremios y organizaciones nacionales e internacionales, con el gobierno e instituciones del Estado, para informar de los propósitos, firmar convenios, y avanzar en el fortalecimiento del CPN. Pero ha sido un fracaso.
Ni siquiera la revisión de la legalidad de la afiliación de muchos que se inscribieron ha tenido consenso, aun siendo una de las pocas, o la única, tarea realizada, a la cual según directivos le dedicaron todo el tiempo como prioridad.
Dejaron, por tal razón a un lado, los programas que contribuirían a corregir las relaciones internas de la J.D. que nunca han dejado de ser conflictivas, superar el secretismo y autoritarismo, establecer comunicación con la membresía, crear base de datos que refleje potencial y debilidades, y elaborar proyectos en conjunto con el gremio para acompañar la gestión de las propuestas.
En el periodismo encontramos especialistas en diversos temas y técnicas, que pueden contribuir al progreso del gremio y la sociedad de un país en bancarrota. Localizamos membresía padeciendo injusticia en las relaciones laborales y contractuales. Vemos colegas luchadores que no encuentran respuestas a sus aspiraciones de crecimiento personal, profesional, y económico.
El periodismo nicaragüense presenta una historia de lucha política, social, y militar acompañando las aspiraciones populares como profesionales y activistas, sin embargo ahora, en otras condiciones adversas por el mercantilismo y la polarización política, demuestra serias debilidades organizativas.
El periodismo tiene una extraordinaria cuota de responsabilidad en la construcción de una cultura diferente, superior a la injusta tradicional de clases dominante y dominada; es captador, transmisor, crítico y proponedor de concepciones, no un simple pone micrófono, o repetidor y tecleador de discursos alienantes en tanto manipuladores o sometedores.

Como consecuencia, el CPN que integran profesionales, debería estar en primer plano contribuyendo con análisis de contenidos sobre los mensajes, y la realidad favorable o desfavorable en la cual está inmerso el periodismo como pensante y dependiente económico.
La Ley Creadora del CPN, no la aplican los directivos, siendo clara en sus objetivos: Promover la superación, tecnificación, protección y regulación de la profesión periodística en Nicaragua; Defender la libertad de expresión, información y comunicación que establece la Constitución Política de Nicaragua, como derecho de todos los ciudadanos; Representar y defender los intereses legítimos de sus integrantes ante cualquier circunstancia que se relaciones con el ejercicio de la profesión; Procurar que los periodistas cuenten con un mecanismo de asistencia y prevención social; Velar por el cumplimiento de las normas éticas que sean aprobadas para preservar la realización y ejercicio de un periodismo honesto, responsable y veraz; Estimular y mantener el espíritu de unidad de los periodistas.
Lo poco que se ha logrado es la asistencia y prevención social, la cual se implementa con base en una concepción dadivosa, y no como un fin que se debe lograr haciendo del CPN un potencial financiero para responder dignamente a quienes lo requieran.
A todas luces, el CPN ha retrocedido. No se pronuncia frente a las agresiones al gremio, no se presenta beligerante ante los poderes que oprimen, no propone mejoría para la membresía.
En conclusión, siendo comunicadores sociales de oficio, paradójicamente, no informan ni a la membresía exhibiendo inhabilidad en el desempeño. Tampoco emiten ideas que aglutinen el sentir del periodismo nacional, y fraccionan y agreden sin que la Comisión de Etica interceda en el conflicto. Y cueste lo que cueste un Congreso Extraordinario debe corregir el desastre.
Y en este momento, que escucho van a liberar al asesino de colega María José Bravo, justificado con argumentos y procesos nada claros, me indigna el silencio de los directivos, así como subleva que goce libertad el verdugo del periodista Carlos Guadamuz.
Sergio Simpson
Director
Centro de comunicación y estudios sociales (CESOS)
Managua y Matagalpa, Nicaragua.
http://sergiosimpson.ysublog.com